martes, 16 de octubre de 2012

PLAN, METAS Y ESTRATEGIAS




Llegó a mis manos la contribución escrita por John Schrock, la cual comparto con ustedes, este tema es por demás no solo interesante sino, indiscutiblemente necesario en nuestras vidas.

Planear puede ser una meta por sí misma, pero las metas son principalmente estrategias establecidas dentro de un plan a largo ó a corto plazo.

El plan es la primera gran imagen de los objetivos a largo plazo ó de lo que queremos, y las metas a corto plazo son como puntos en el camino de las estrategias que utilizaremos para llegar allí.

Cualquier cosa que hagamos en la vida debe ser hecha basándonos en un objetivo. Si no tenemos una meta, entonces no tendremos instrucciones para nuestra vida y nos convertiremos en parte del plan de otro. Debemos entender que las cosas no pasan solas. Podemos soñar con posibilidades y con el futuro pero no pasará nada, a menos que hagamos un plan con metas para la semana ó para el mes y cómo lograrlas.

Siempre deberíamos trabajar con una agenda diaria ó con una lista escrita de las cosas que tenemos que hacer diaria y semanalmente. Esto nos dará una vida y un futuro emocionantes, pues estaremos progresando al hacer las cosas.

Sin planeación y sin metas, respondemos a las circunstancias como van llegando, lo que nos deja el sentimiento de que la vida está llena de nada mas que circunstancias.  

Para lograr hacer algo en la vida, se empieza por:
a. Saber dónde estamos (conocimiento).
b. Tener la Visión (el sueño).
c. Saber lo que queremos (las metas).
d. Tener un plan para llegar (una estrategia).

El 90% de nuestra vida puede llegar a ser lo que nosotros queremos, si tenemos metas y seguimos trabajando en nuestro plan. Cuando planeamos nuestras actividades y alcanzamos los objetivos que establecimos para nosotros
mismos, tendremos un sentimiento grandioso de satisfacción. Nos habremos convertido en vencedores.

Debemos preguntarnos a nosotros mismos: ¿Había planeado las cosas que hice esta semana como parte de mi meta personal? ¿O son cosas que estaban planeadas para beneficiar a alguien más?

Por supuesto, debemos siempre pedir a Dios que bendiga nuestros planes. Si parecen difíciles, quizá debamos cambiarlos. Si nuestros planes no pueden ser bendecidos por Dios, estamos construyendo en arena. Y aún, si lo logramos, no seremos felices por mucho tiempo.

Todos debemos responder y participar en las ideas y los sueños de otros. Pero, si queremos alcanzar los deseos de nuestras vidas, también debemos tener ideas y sueños propios, y empezar a planear cómo los convertiremos en realidad.

Sí, “debemos tener metas y hacer planes, pero contar con Dios para que nos dirija.” 

Para hacer realidad nuestros sueños, necesitamos hacer lo siguiente:
1. Escribir nuestros sueños (claridad).
2. Escribir lo que nos costará (evaluación).
3. Escribir nuestras metas y estrategias (planeación).
4. Revisarlas regularmente (concentración).

Existe una ley en la vida que dice: “nosotros atraemos aquello a lo que prestamos atención.” Entonces lleve siempre un lápiz y un papel con usted, para escribir pensamientos que contribuyan con sus metas y después de un tiempo usted verá el desarrollo de un plan para lograrlo. 
El escribir nuestros sueños y metas hará dos cosas por nosotros. 
Primero: sabremos si en realidad tenemos un sueño ó son solo ilusiones. 
Segundo: descubriremos el costo del sueño.

Jesús decía que antes de construir, debemos tener en cuenta los costos como tiempo, esfuerzo y dinero. Construir sueños siempre nos cuesta algo. El precio y el sacrificio necesarios para lograr el sueño pueden ser más altos de lo que estemos dispuestos a pagar. Entonces podemos abandonar el sueño ó ajustar nuestras metas. Es muy importante revisarlas constantemente pues esto nos mantiene concentrados y desarrolla una mente hecha para triunfar.
Algunos objetivos deben ser establecidos dentro de nuestro plan general para poder medir el progreso del plan. 

Sin metas nuestro sueño parecerá fuera de alcance. Pero si tenemos un buen plan con postes de metas en el camino, podremos concentrarnos en las metas a corto plazo, en lugar de los planes a 5 ó 10 años, los cuales nos parecerán muy lejanos y desesperanzadores, lo que podrá causar en nosotros la pérdida de interés.

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